Realmente nuestro hotel (hotel Londres) estaba en Estoril, pero nos desplazamos por Cascais, Lisboa y Sintra.
Tengo que decir que ya perdí la cuenta del tiempo que tenía sin unas vacaciones. Escapadas de una noche sí, pero vacaciones de una semana ya no las recordaba.
El sitio me fascinó, el hotel me encantó, pero me equivoqué en una cosa: volveré sin niños.
He comprobado que mientras que son peques el plan tiene que ser parques acuáticos y sitios con diversión para ellos.
Cascais, Lisboa y sobretodo Sintra están hechas para caminar, entrar y salir de museos, de Palacios. Muchísima historia interesante y un gran coñazo real para niños de 3 años. Me perdí el casino, (mi queridísimo marido obviamente no) me perdí también un montón de museos, entre ellos el Museo do fado, al que tenía muchísimas ganas de ir. Impensable salir a dar una vuelta por la noche, más que nada por el bienestar del resto de personas a nuestro alrededor.
Eso sí, nos hicimos expertos en todos los Mcdonals de la zona, si algún día necesitáis información no dudéis en contactarme.
¿Os podéis imaginar comer 5 días seguidos en Mcdonals? Para mí era un sueño hasta que me tocó vivirlo y aborrecer sus hamburguesas, pero era el único sitio donde teníamos: sofás grandes, aire acondicionado y más de una hora de paz, no estábamos como para arriesgarnos, por suerte estaba el desayuno y la cena Bufet del hotel para desquitarnos.
Que también tuvimos nuestros momentos de felicidad, no vayáis a pensar que fueron todo llantos y pataletas (comprensibles por cierto) la zona de Lisboa le gusto mucho más, exceptuando el autobús turístico rojo en el que montamos (tiene tela la historia) ¡lo odiare por siempre!
El monasterio de los Jerónimos es un lugar precioso, imposible entrar porque las colas eran kilométricas y los niños no lo aguantarían, pero los jardines, la impresionante fuente, su fachada y todos sus alrededores nos dejaron enamorados, definitivamente volveremos sin niños.
El oceanario y el teleférico fueron un puntazo, tenerlos en cuenta como acierto seguro, lo pasamos realmente bien ese día.
El Oceanário de Lisboa es el mayor de Europa. Fue construido para la Expo 98 y está rodeado de agua simulando un puerto flotante, se encuentra en el barrio de Parque de las Naciones y las entradas para adultos son 15 € (los niños no pagan). Pasamos toda la mañana dentro y al salir entramos a comer (¡si! En McDonald's) después los niños quisieron subir al teleférico y allá que nos fuimos, más de lo mismo ¡increíble! Yo muerta de miedo y ellos felices. Toda esa zona es tremendamente bonita, muy futurista, con unos bares muy chulos y unas terracitas ideales (eso sí, prepara el bolsillo porque las vistas las pagas)
Pensando en los niños, este es un sitio ideal, pero nosotros, desafiando el poder de dos tripones de 3 años, nos recorrimos gran parte de Cascais y Sintra también.
Esta zona para mí fue un flechazo, de hecho, lo dije y lo mantengo, sería el único sitio por el que me iría de aquí. Sus calles, su gente, las playas en la ciudad, su organización, su arquitectura ¡todo es maravilloso en Cascais! Turisticamente hablando, te voy a contar lo que nosotros visitamos ademas del centro de la ciudad que es pequeñito pero maravilloso.
Me encanto "A boca do inferno" y toda la leyenda que gira en torno a ese sitio: cuenta la leyenda que, un hechicero se caso con la doncella más bella de su reinado y por miedo a perderla, decidió encerrarla en una torre alta, escogiendo como guardián a su caballero más fiel. Este guardián quedó fascinado con la doncella y entre ellos surgió un gran amor. Un día, la pareja decidió huir, y salieron cabalgando por la costa junto al mar. El hechicero, creó una potente tempestad e hizo que las rocas por las que pasaban se abriesen, como una enorme boca infernal, que se los tragó para siempre. A partir de entonces, la zona empezó a conocerse como la Boca do Inferno. Un lugar mágico, impactante, el romper de las olas contra las rocas es brutal, con un restaurante, un bonito café y tienda de artesanía y recuerdos.
Otro lugar impresionante y para mí inolvidable es el Museo Condes de Castro de Guimarães, un precioso palacio que fue construido en 1890 de inspiración medieval, sus dueños eran los condes de Castro y lo donaron a la ciudad de Cascais y desde 1931 alberga un museo municipal, en el que se expone orfebrería, cerámica y muebles portugueses del XVIII y XIX, biblioteca y un órgano armario de 1753. El lugar es precioso y está separado del mar por la carretera, tiene una pequeña calita que antes era privada y ahora es un ideal sitio de baño para los turistas, nosotros fuimos con la marea baja, pero me encantaría volver a fotografiar este lugar en pleamar
El faro de Santa Marta, otro sitio de visita obligada, sé que se puede entrar a la casa pero nosotros solo subimos al faro, es completamente gratuito y su horario es de 10 de la mañana a 5 de la tarde, aunque para mí lo más importante es su playa, "La playa de Santa Marta" es una zona de baño sin arena, con rocas pero de agua muy tranquila y de una belleza impresionante.
El parque Marechal Carmona es un parque impresionante, enorme, con una grandísima variedad de árboles y plantas, con lagos llenos de patos. Gallos y gallinas con pollitos paseando libremente por todo el parque, tumbonas de tela por todos sus espacios, biblioteca, parque infantil y muchas más cosas que no nos dio tiempo de ver, pero infinitamente recomendado con o sin niños.
Y además un montón de playas emblemáticas, cabos como Cabo Raso que me encantó. Otra cosa que queremos hacer cuando los niños sean mayores es hacer la ruta en bici hasta la playa do Guincho y sus dunas, que me pareció precioso pero no aguantamos mucho por el viento.
Sintra realmente se robó mi corazón, todo lo que puedes ver es hermoso, por algo es patrimonio del mundo.
Nos quedo muchísimo por conocer pero aquí si hay que venir sin niños o cuando sean un poco más mayores ¡y con tiempo! A nosotros solo nos dio tiempo de entrar al Palacio da Pena y aún así nos faltó recorrido ¡Es enorme! Lo que vimos nos encantó, incluso a los peques, que por momentos se aburrían ( comprensible para su edad) Este palacio es uno de los más visitados del país, se alza sobre un entorno natural inigualable, y está rodeado por un jardín en el que conviven miles de especies botánicas procedentes de todo el planeta. En el palacio podremos observar elementos clásicos portugueses, como los azulejos que recubren las paredes, y también otros propios del Romanticismo, con numerosas referencias mitológicas y también religiosas. Cuesta creer que este suntuoso castillo fuera, en su origen, un monasterio de frailes jerónimos (algo del todo lógico si tenemos en cuenta su aislamiento e inaccesibilidad). Cuando éstos se trasladaron a la zona de Belen, en Lisboa, el rey Fernando II compró las ruinas (pues la construcción original había quedado destruida tras un terremoto) y decidió construir un palacio en el lugar como obsequio para su esposa María II de Portugal. sin duda alguna una maravilla y sus jardines aún más.
Otra de las cosas que tenía que fotografiar sí o sí era el puente 25 de Abril, y así fue, pero fue todo un poco disparatado, era el ultimo día que pasábamos allí, nos desplazamos solo para eso, al llegar no podíamos pasar hacia el lado "bueno" y mi santo marido aparco en un garaje, caminamos y caminamos hasta que conseguí en elevador para cruzar la autovía, ¡pues arriba! los niños encantados claro, y yo hice lo que mejor pude con el vértigo que tengo ¡vaya locura! para una sola foto y que no me convenció ¡pero que nos quiten lo bailao!, las otras las tome desde el coche, justo al pasar por debajo.
Este viaje lo repetiremos sin lugar a dudas, pero en otro contexto. Aquí hay mucha historia, por donde te muevas hay mucho, pero mucho que ver.
Y si aún te parecieron pocas las fotografías (modo ironía) aquí van más momentos especiales e inolvidables de este bonito viaje en familia:
¿Qué os ha parecido? ¿Os gustan estos post llenitos de imágenes? ¿Conocéis toda esta zona de Portugal? ¿Tenéis algún otro rincón para apuntarme?
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