La teoría de la Máscara (un adios muy especial)


Está claro que esta vida te depara sorpresas en cualquier momento y lugar, que muchas veces esas sorpresas son bonitas; pero algunas otras pueden ser inmejorables.  Esto es lo que me paso a mí desde que me uní con Mi Mundo con ellos Tres a Instagram. He conocido gente estupenda sin duda alguna, personas afines a mi manera de pensar con las que me gusta mucho estar en contacto, personas que con sus cuentas me llenan de inspiración, otras con las que no estoy tan de acuerdo pero con las que me llevo bastante bien y luego, luego esta Alfonso.

Lo conocí porque en algún momento vi una foto de su pequeño león del que me enamore y posteriormente conocí al gran padre, maravilloso artista y mejor persona que había detrás de esa cuenta, conocí su blog y caí perdidamente en su leonera, cada una de sus palabras me llegan directas al corazón y me hice fan numero uno de Educando un León. Creo sinceramente que el no es conocedor de la gran cualidad que tiene como comunicador, su forma de expresarse es maravillosa pero su rol como padre y como persona lo es aún más. Un hombre con sentido común, humilde, implicado y coherente, con una gran capacidad de alegrarte un día solo con tres palabras y eso, estaréis de acuerdo conmigo, es una cualidad muy grande.


La cosa es que mi gran amigo virtual ha decidido cerrar su blog, podéis ver su despedida aquí antes de que lo borre del mapa, y a mí la noticia me ha llenado de tristeza. Después de pedirle y repedirle, por favor, que no lo hiciera, y analizando sus motivos lo he aceptado y repito (ya lo dije una vez) lo acepto porque básicamente no me queda más remedio.

Creo que este mundo se pierde un espacio muy especial, lleno de verdades como puños y con una forma muy diferente de contar verdades. Creo que él sabe perfectamente lo que significa para mí (no lo creo estoy segura de que lo sabes Alfonso), no es una persona más conocida en el 2.0, Alfonso para nosotros es un amigo, un amigo del que se habla en casa como si lo conociéramos, forma parte de ese pequeño grupo de personas que se quedaran para siempre en el corazón y cuyo destino es obligatorio pronto en vacaciones para desvirtualizar, de esas personas que llegan a tu vida para darte algún tipo de enseñanza o solo para alegrarte ¡qué ya es bastante!

Lo cierto es que como lamentablemente él decidio cerrar su blog, yo necesitaba tener algo de ese espacio que tanto leí, con el que tanto me reí, muchas otras veces lloré y que siempre admire, por eso hoy rescato este post, para mí uno de los más especiales (fue muy difícil decidir porque todos son buenos) y con muchísimas verdades y una forma de pensar que yo comparto plenamente.

De esta manera, la leonera siempre estará presente en Mi Mundo con ellos Tres y también busco con esto hacerte mi pequeña despedida Alfonso, espero te guste y ya sabes, lo dicho, cuando tengas ganas de gritar aquí tienes un megafono y las puertas abiertas para soltarlo. Las palabras que leeréis a continuación son copia literal de Alfonso, solo he cambiado la foto por respetar su decisión de no utilizar la imagen de su leoncito.

Y con estas palabras yo me despido agradeciéndote tantos ratos bonitos en tu blog, y decirte que siempre estaréis presentes tú y tu leoncito para nosotros, un enorme ¡GRACIAS POR TANTO! TE QUEREMOS y nos seguimos viendo por IG. A vosotros que hoy me leéis, adelante, pasen y vean...

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Hoy me pongo en plan filosofía de café con leche. Me apetece, que narices!! Así que voy a intentar desgranar una de mis teorías gañanas “ La teoría de la máscara”. Dicho así no impresiona demasiado, pero repetirlo  poniendo voz de película de Drácula y una carcajada maléfica al final y veréis lo que cambia “La teoría de la máscara, JA, JA, JA, JA !. Mejor, eh??
La idea es que los disfraces acaban por adueñarse del que los lleva y por eso hay que tomar precauciones con ellos.  Todo surgió una noche de carnavales hace muuuuucho tiempo, unos veinte años, en la que me despisté de mis amigos y me quedé sólo. Los locales por los que solíamos salir estaban todos prácticamente en la misma calle, así que decidí esperar en una esquina hasta que pasasen (Si me pongo muy en plan abuelo cebolleta me lo comentáis, en confianza). Era curioso como la gente adoptaba el roll del personaje del que se habían disfrazado.  Se que alguno estará pensando que estaba pedo, pues sí, tenía veintipocos años y estaba de carnavales, por supuesto que tenía un puntillo. Pero ya no estaba pensando en los disfraces de carnaval, sino en los disfraces que nos ponemos en el día a día para enfrentarnos al encuentro cotidiano con los otros.  Creamos máscaras para protegernos, para ser menos vulnerables. Pero hay que tener cuidado porque el personaje, esa escudo, acaba muchas veces por absorber a la persona. Te empiezas a comportar de una manera determinada, la gente te empieza a tratar como se trata al personaje que estás representando y al final te conviertes en un estereotipo. Ejemplos hay a puntapala, solo hay que observar.
Todo esto viene de a cuento de que muchas veces creamos personajes para nuestros hijos. Enseguida encontramos un rasgo, una anécdota en el comportamiento, una escusa para asignarles una personalidad.  Este es el bruto, este el deportista, el artista, etc. Además muchas veces se asigna a los niños personajes con rasgos muy sexistas. Es como si tuviésemos necesidad de fijar su condición de género a base de implantarles estereotipos sexistas. Los comportamientos de una niña son reforzados cada vez que responden a lo que se espera del roll de “Princesita”, y la brutalidad de se aplaude cuando responde a lo que esperamos de nuestro “chicote”.  En realidad todo esto es muy subliminal, ni los que lo hacen se dan cuenta conscientemente de lo que están haciendo. Ser bruto no es de chicos ni de chicas, es de brutos. Igual que puede haber niños delicados y poco físicos, hay niñas muy deportistas.
No podemos  debemos limitar la el desarrollo de la personalidad de los pequeños, simplemente para adapten a un roll más fácil de identificar y aceptar por la manada.

No tengo ninguna intención de fomentar en mi hijo unos rasgos de su personalidad por encima de otros. Que sea él mismo, con valores, pero él mismo.

Si os interesa hay una reflexión muy interesante , y menos gañán, sobre un tema paralelo a este en blog de Mi Mundo Con Ellos Tres. Libertad escribe sobre el sexismo en los juguetes de los niños 
 

Comentarios

  1. Eh!! Que yo no digo verdades, sólo son puntos de vista. De todas formas me dejas sin palabras. No se como agradecerte el cariño con el que siempre me has tratado. No tengo palabras...
    Un besazo Líber, sé que estás sonriendo

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